jueves, 19 de marzo de 2015




el hambre de un perro y la espuma de su boca, debajo
hojas secas
tierra
y piedras chiquititas
imperceptibles
anónimas

arriba
lo celeste se torna blancuzco lentamente
y el suspiro de un caballo
alerta a los pájaros

yo juego por ahí
y me gusta mi pulover
mis zapatillas dejan impresas el dibujo de su suela
en el polvo
las manos me pican
de arrancar flores silvestres
y a lo lejos la silueta de Don Orione se desdibuja
se pierde
entre mi mala visión y la distancia

más tarde va a caer el sol
pero para eso
faltan millones de recuerdos
perdidos
faltan millones de sensaciones que extraño
y que nunca voy a recuperar

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